![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg0Re7Z1UGmqIwILwbUmraIAEaoRd4hgQcbhNVwiIkJRs655tlQVIGUKVO1hllEsJ94QErgO2ig1evnfsx1fhLCx8bYisdbxQNz9S_s5nzPz2XKI0SMxV9vr7gc946g5x1_hhu1CSQqHAYM/s320/promo5.jpg)
Cuando al terminar segundo año perdí el estandarte, lo hice a manos del sargento Veliz, un muchacho de pequeña estatura y ojos verdes de la décimo primera promoción. Le habían puesto de apodo “chapotín” por un delfín que salía en un programa de televisión. Difícilmente he conocido a alguien más amante de la disciplina que él. Veliz odiaba a los de mi promoción porque cuando habíamos ido a una práctica nocturna por la laguna del Pino, lo habíamos emboscado y le habíamos dado una paliza tremenda para vengarnos de cómo nos trataba. La verdad me sentía un poco incómodo, porque tenía cuello con él y cuando castigaba a todos mis compañeros siempre decía –Salazar no-, de manera que decidí no hacerle caso y hacía castigo con los demás.
Da gusto ver las fotos de cuando él era el portaestandarte, nunca marchamos tan gallardamente. Entiendo que se hizo médico, se fue a vivir a Estados Unidos y se volvió famoso por allá.
Da gusto ver las fotos de cuando él era el portaestandarte, nunca marchamos tan gallardamente. Entiendo que se hizo médico, se fue a vivir a Estados Unidos y se volvió famoso por allá.
No hay comentarios:
Publicar un comentario